Lo que significa que empiezan las fiestas.
Lo que implica el fin de nuestra etapa como mayordomos.
Se agolpan en nosotros sentimientos encontrados.
Nervios por los preparativos
Emoción por el trabajo realizado
Tristeza por el final de una etapa muy enriquecedora
Alegría por el resultado de lo que hemos estado organizando durante este tiempo
Para el año siguiente ya hay mayordomos. Y esperemos que la tradición continúe.
Porque supone esfuerzo y dedicación, pero merece la pena.
Entre las principales tareas de los mayordomos se encuentran cambiar al Cristo en diferentes ocasiones (después de la fiesta del pasado año, en Cuaresma, en la Novena de mayo, después de la fiesta del primero de mayo, y para la fiesta de septiembre); limpiar el altar y adornarlo con flores;
participar en las celebraciones religiosas, especialmente las relacionadas con el Cristo; organizar los fuegos artificiales... También organizamos un concierto de música sacra. Y completamos la iluminación de la torre de la iglesia.
Para todo eso, contamos con ayuda: En nuestro caso, especialmente de nuestras madres. Y de toda la gente que se ha ofrecido. Y que ha contribuido económicamente.
A todos, muchas gracias.
Ya queda poco, pero sin duda, lo más importante. Disfrutar de la fiesta y participar de las celebraciones religiosas.
Estar así de cerca del Cristo, durante un año, deja marca.
Y sientes más necesidad de permanecer cercano a Él. Porque
"¿Quién al sentir las flechas aceradas
del dolor, de ese trono ante las gradas
lloró su amargo duelo,
y no encontró del Cristo en las miradas
torrentes de piedad y de consuelo?
El en sus brazos lacerados
acogía a los pobres desgraciados
y trocaba su angustia y su sollozo
en inevitable calma y alborozo;
y arrancaba a la muerte
sus víctimas, sanaba los enfermos,
y era su reino la estación que vierte
flores y luz sobre los campos yermos"
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